PSICOGENEALOGÍA

En nuestro árbol genealógico tenemos toda la información raíz de la familia o sistema familiar.
De allí venimos y traemos en nuestra memoria todo aquello que pasó o fue.
Igual que heredamos el color de los ojos o memorizamos hasta la manera de andar de nuestros padres o ancestros, del mismo modo llevamos encima todo aquello que quedó vivido en shock y no pudo ser expresado o sanado.

Cuando venimos a la vida, lo hacemos con la misión de parecernos a ellos, primero en lo físico; pero también en todo aquello que no se ve y que se expresará a través del inconsciente… repitiendo programas que quedaron impresos, a la espera de ser sanados…

Se reproducen los esquemas.. por ejemplo, situaciones conflictivas en las  relaciones familiares o personales, enfermedades, victimismos, agresiones, malos tratos, carencias de abundancia, etc.. y no es fácil deshacerse de ello, porque estamos siendo fieles o leales a ese “lenguaje” con el sistema familiar, que nos dió la vida.

A través de toda la información que nos proporciona el árbol podemos hacer consciente y “comprender” de qué manera reproducimos el programa.

El árbol se efectúa a través de los nombres y las fechas; en concreto el día y el mes de nacimiento y/o muerte de nuestros familiares y ancestros.

Es necesario tomar información sobre casos de abusos, malos tratos, suicidios, pérdidas, muertes dramáticas, enfermedades, abortos, etc… También todo lo que es o fue especialmente “secreto familiar”… todas aquellas situaciones que se rechazaron y en donde no se pudieron realizar duelos, etc..

¡Todo eso quedó ahí en la memoria personal y sistémica!

” Escucha lo que te cuentan de cada familiar para que te puedas hacer una idea de su situación particular. Pide a los padres, tíos, abuelos, etc… que no nos protejan de saber todo aquello dramático que pasó y que cuenten, pero sin desvelar y siempre respetando intimidad del propio secreto…“

Es nuestro derecho saber de nuestras raíces. Pertenece a nuestra vida, a nuestro sistema… para que todos esos acontecimientos también puedan ver la luz, los podamos reconocer, honrar y soltar, a la vez que liberar a nuestros hijos y a las generaciones sucesivas.